En el día de ayer miércoles, la Escuela de Verano vivía un día diferente al resto. Lo primero porque en una misma semana se metía un día alternativo a los martes y jueves, y los segundo que en ese día se realizaría una actividad donde tanto pequeños y grandes pudieran compartir un día de convivencia juntos (recordamos que durante los entrenamientos se dividen todos los niños en dos grupos de diferentes edades).
La actividad comenzaba a la misma hora que comienza la Escuela en día normal. A eso de las 11:00 llegaban los monitores a la entrada del Polideportivo Municipal, lugar de donde se saldría en dirección al Camping.
Tras el recuento de niños y pasar lista comenzaba una buena caminata hacia nuestro lugar de disfrute.
Por el camino paramos a echar varias fotos y así tener alguna para el recuerdo del día que fuimos andando a la piscina del Camping Municipal. Entre ellas algunas como las siguientes.
Al llegar tuvimos que esperar un poquito a que autorizaran nuestra entrada y tras eso no tardaron nada en colocarse y tirarse al agua.
Tras organizarlos de nuevo, tomamos unas fotos de familia y de nuevo a jugar.
A parte del agua estaba presente el balonmano, con juegos de pases y "rondos", que hacían que el día de piscina también tuviera su parte de balonmano.
El disfrute que estaban teniendo desde nada más llegar se palpaba en sus caras, pero todo no acababa ahí, había una sorpresa más para los asistentes que no esperaban y que los puso más contentos aún si cabe. Se organizaban en círculo y llegaba la sorpresa.
Y es que la sorpresa hizo que su sonrisa fuera mayor y les gustó tanto que desde que se le dio, le costó dejarla...
Tras la entrega de camisetas y conforme avanzaba la tarde los monitores organizaron el juego del pañuelo para que los niños estuvieran entretenidos, y para darle más "vidilla", aprovechando la piscina, el que perdía se iba al agua... Al principio comenzaron jugando los niños solos, pero luego se animaron los propios monitores, que parecían más niños aun...
Llegando las 20:00, era hora de recoger y de regresar a casa, algunos fueron recogidos por sus propios padres, algunos de los cuales pasaron allí la tarde y se acercaron para darnos la enhorabuena por la actividad y las gracias por el trabajo que se está haciendo, otros niños se volvieron a pie con los monitores, en un camino de vuelta donde las gana de llegar se notaron porque el tiempo de vuelta fue mucho menos que el de ida.
Tras el día agotador de ayer, todos los niños se presentaron en el entrenamiento de esta mañana, lo que nos deja claro que no hay nada que pueda con ellos y que sus ganas por jugar a balonmano son máximas.
